El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por las dificultades que experimentan los sujetos con la impulsividad, la inatención y la hiperactividad. A nivel teórico podría decir que tengo muchos conocimientos acerca de este trastorno puesto que en uno de los masters que realicé me propuse investigar los motivos que habían llevado a la APA a aceptar la comorbilidad del TDAH y los TEA en la reciente publicación del manual DSM-5. Gracias a este trabajo conocí datos acerca de la prevalencia, las características de este trastorno, etc., lo que me ayudó a tener un conocimiento teórico más amplio acerca de este trastorno. Ahora sé que es un trastorno que afecta a más hombres que mujeres en una proporción 3:1, que depende de la población de estudio, la metodología empleada y los criterios diagnósticos fijados para llevar a cabo las investigaciones los resultados de prevalencia pueden ser diferentes, que ha sido recientemente cuando se ha aceptado que sus síntomas persisten durante la edad adulta, o que durante los últimos años se ha experimentado un aumento de su prevalencia, debido a la mejora del criterio diagnóstico y la disposición de mayores servicios sanitarios al paciente. No obstante, siento que a nivel práctico, como docente, a penas conozco recursos para trabajar con este alumnado y ayudarle, pues mi incursión en la docencia es muy reciente y apenas he podido experimentar cómo es trabajar con este alumnado.
Todos estos conocimientos que adquirí son muy importantes y me dieron una visión general acerca del trastorno. Sin embargo, al no centrarme en cómo afecta este trastorno a los sujetos que los padecen a nivel escolar, poco pude descubrir acerca de cuáles son las dificultades que experimentan estos sujetos en su etapa escolar. De todos modos, pienso que aunque hubiese centrado mi investigación en este ámbito, me quedaría aprender lo más importante, algo que no se aprende revisando investigaciones o leyendo manuales, sino aquello que se aprende viviendo en primera persona: las dificultades que tienen los alumnos con TDAH en el aula, las dificultades al realizar las actividades o las dificultades para seguir las explicaciones. Un manual nos puede dar muchas pistas acerca de cómo se siente el alumno y qué dificultades experimenta, pero no es hasta el momento en que lo ves por tus propios ojos que lo puedes entender y analizar cómo podrías ayudarle.
Del poco tiempo que he podido compartir con este alumnado he descubierto que son alumnos muy capaces, inteligentes y sensibles. He comprobado las dificultades que experimentan para seguir las explicaciones de los profesores y centrarse en las tareas asignadas y la dificultad que tienen para mantenerse quieto en una silla durante mucho tiempo. Valoro muy positivamente a estos alumnos, pues a pesar de sus dificultades poseen características muy positivas como son la capacidad para hablar en publico y relacionarse con sus compañeros, la buena predisposición que tienen para ayudar, la facilidad que tienen para adaptarse a los cambios y resolver problemas o lo ambiciosos y perseverantes que son.
Actualmente, soy maestra substituta, por lo que realizo pequeñas sustituciones en diversas localidades. A principio de curso tuve una sustitución en un CAEP (Centro de Atención Educativa Preferente). En una de las ocho clases a las que daba inglés, había un alumno diagnosticado con TDAH. En un primer momento nadie me lo comunicó, aunque me faltó poco tiempo para darme cuenta de que este alumno tenía muchas dificultades para mantener la atención. Al hablar con la tutora, esta confirmó mis sospechas, no obstante no tuve la oportunidad de acordar un plan de trabajo con la tutora ni con el resto de profesores que atendía a este alumno, pues mi estancia era muy corta. Como nunca había tenido un alumno de estas características me encontraba un poco perdida al atenderlo en el aula. Además, en el aula había 25 alumnos y había otros alumnos que eran bastante movidos y otros a los que les costaba seguir las explicaciones porque tenían dificultades de aprendizaje. No obstante,a pesar de estas dificultades, intenté en la medida de la posible facilitar a este alumno la adquisición de contenidos haciendo uso de una de sus cualidades personales. Aproveché que a este alumno le encantaba ayudar a los demás, para que fuese mi ayudante en el aula. De esta manera, favorecía su autoestima pues se sentía útil, a la vez que favorecía su capacidad de atención, pues al no tener que permanecer en una silla durante toda la clase y permitirle que me acompañase a la pizarra o manejase el ordenador, conseguía que se centrase en la actividad y la realizase satisfactoriamente.
De esta experiencia aprendí la importancia de tener un plan de trabajo con estos alumnos, la importancia de tener formación acerca de este trastorno y tener herramientas básicas para ayudarles, así como la importancia de una buena coordinación entre profesionales.
Esta experiencia también me hizo reflexionar. El profesorado se encuentra con muchas dificultades a la hora de atender a los alumnos con dificultades de aprendizaje y necesidades educativas especiales. Actualmente, con los recortes en educación, las ratios en los centros son muy elevadas, por lo que el maestro o profesor no puede ofrecer a sus alumnos la mejor respuesta educativa posible, pues por mucho que lo intenta es difícil llegar a todos los alumnos y adaptarse a las necesidades de cada uno de ellos. Además, en las escuelas apenas se cuenta con profesionales especializados. En otro de los centros que estuve comprobé como en un colegio de 4 lineas que ofrecía educación infantil y primaria, a pesar de que se disponía de dos maestras de pedagogía terapéutica, solo una de ellas podía ejercer de ello, pues a la otra se le asignó una tutoría por falta de personal en el centro. Personalmente, pienso que estas cosas no se pueden permitir, pues la figura de estos profesionales es muy necesaria los centro y de esta manera no se puede atender a los alumnos de manera satisfactoria.
Otro aspecto que he observado en las aulas es la poca formación que he encontrado en los maestros acerca del TDAH. Tienen unas ideas generales, como que estos alumnos son muy inquietos y que les cuesta mantener la atención, pero desconocen lo más importante, que es cómo ayudar en el aula a estos alumnos. Aunque pienso que los maestros muchas veces se sienten un poco desolados, pues a penas reciben ayuda para atender a este alumnado, también pienso que muchas veces se cae en una especie de discurso pesimista en el que solo nos centramos en lo negativo, en lo que cuesta adaptarnos a las dificultades del alumnado. Pretendemos así no tener que cambiar nada de nuestra práctica educativa y no atender a estos alumnos como se merecen y como tenemos la obligación de hacerlo.
Personalmente creo que la formación del profesorado es muy importante, pues solo así podremos mejorar la practica educativa para dar la atención necesaria a nuestros alumnos y no permitir que estas dificultades que interfieren en el funcionamiento diario de los sujetos, no lleguen a afectar al rendimiento académico, consiguiendo que estos alumnos superen sus dificultades y puedan tener unos resultados académicos satisfactorios. De lo contrario, si no ayudamos a los alumnos a superar las dificultades que experimentan, estas pueden acabar manifestándose en su rendimiento académico, y con ello favorecer el fracaso escolar. Esto es algo que no nos podemos permitir.
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